Pose Política

Las poseidas

Una buena y otra mala

La Buena: Que la miseria política, social y como ente humano de Roger Arias García, ha quedado al descubierto tras la denuncia de una de sus concubinas, quien inconforme por los abusos y falta de retribución a cambio de soportar la fetidez de su persona, reventó y lo acusó de violación, además de amenazar con dar a conocer más “intimidades” de este sucio sujeto.

La Mala: Que esa denuncia no ha sido suficiente para destituir al corrupto sujeto que se ampara en la dirigencia del SITET, y anda buscando el fuero al tratar de conformar un sindicato paralelo (e igual) al de Elba Esther Gordillo, donde sólo él mande y nadie lo cuestione, y para tal fin recibe recursos de la Coordinación de Administración de la Secretaría de Educación, que encabeza Mario Carrillo, para mantener los movimientos desestabilizadores y de presión. Así las cosas, pobres estudiantes.

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Fracaso educativo del Cobatab

Martha Andrade y Ramón Díaz, dedicados al saqueo institucional

El amasiato que Martha Victoria Andrade Alcocer, directora general del Cole­gio de Bachilleres de Ta­basco (Cobatab), con el cacique del Sindicato “In­dependiente” –Sicobatab- José Ramón Díaz Uribe, han provocado el fracaso de esa institución, cuya ca­lidad educativa está por los suelos, sus instalaciones se han convertido en un cochi­nero, un estercolero.

Además de que las estu­diantes o abortan o salen embarazadas (de nada ha servido el programa de ven­ta de condones), la falta de moral de sus directivos estatales provocan que las parejitas se prodiguen fogo­sas caricias atrás de los salones, e incluso mantengan relaciones sexuales, aprovechando que los planteles se caen a pedazos y –para hacerse de le vista gorda- ni siquiera se dan una vuelta por esas zonas.

La falta de infraestructura y equipo, por la irresponsabilidad de Martha Andrade, mantiene a los estudiantes en los últimos lu­gares de calidad educativa, pero eso no le importa a la flamante directora general, puesto que ella y su amasio político se dedican sin empacho alguno al pillaje de los recursos institucionales.